Orígenes
Las primeras referencias de poblamiento en el municipio se encuentran en los restos del Cuaternario localizados en las cuevas de Rascaño, Piélago y Salitre, en la que se hallaron pinturas rupestres.
Desde el siglo XI se tiene noticia de la existencia del monasterio de Santa María de Miera. En el siglo XV el valle del Miera sigue poblándose y los habitantes de la zona alta comienzan a desarrollar una sociedad pastoril de ganado vacuno bien diferenciada etnográficamente, con trashumancia orográfica dentro de los límites de la demarcación, con oscilaciones de altura de 500 metros.
A partir de la Edad Moderna, el cultivo de maíz traído de América por los descubridores, y las leguminosas, cambia los hábitos alimenticios de la población meracha, que puede desligarse parcialmente de los escasos productos locales y entrar en condiciones productivas modernas con holgura de despensa. El cultivo de la patata, también de origen americano, fue tardío, introduciéndose en el siglo XIX. Durante el “Antiguo Régimen” el pueblo de Miera tuvo un gran realce comarcal debido a los dominios de su iglesia, de la que dependían diversos territorios de su entorno.
La Real Fábrica de Artillería de La Cavada
Dedicada a la producción de cañones, munición y elementos de fundición para la industria privada, ocasiona una actividad forestal en todo el valle del Miera para alimentar los altos hornos. Aún se pueden observar restos de esta actividad como son algún resbaladero de troncos junto a las proximidades del río Miera, varias presas de sillería en las cabeceras del valle, tramos de canalización del río desde el valle de Lunada hasta La Cavada y una densa red de caminos carreteros que recorren las laderas y abruptos lapiaces kárticos del alto Miera.
https://es.wikipedia.org/wiki/Real_F%C3%A1brica_de_Artiller%C3%ADa_de_La_Cavada
A esta etapa de dominio de la Corona que concluye en los primeras décadas del siglo XIX, de alta deforestación, se sucede otra debida a la introducción de la ganadería intensiva de raza frisona, especializada en producción de leche, en la que se esquilmaron los restos del bosque autóctono hasta lugares muy recónditos, dejando el paisaje en la situación actual, muy deteriorado, pero con algunos hayedos y robledales de alto valor biológico. En las últimas 3 décadas, la llegada del gas butano y de la energía eléctrica, el uso de materiales de construcción modernos (hormigón, ladrillo, terrazo…) y la reducción de la ganadería, que ha abandonado las fincas más pendientes, está permitiendo la regeneración de áreas boscosas en las laderas del valle y en algunos enclaves altos.
Los Canteros
Fueron tres o cuatro los años que duró la corriente de canteros que a lo largo del Río Miera se dirigió al norte de los Estados Unidos de Norteamérica para trabajar la piedra. No obstante, cuando estos volvían, lo hacían definitivamente. Durante la dictadura Franquista (1939 – 1975), uno de los fenómenos característicos de Cantabria en la posguerra es el de la persistencia de la guerrilla o maquis, formado por partidas de izquierdistas echados al monte bien para evitar la represión, bien con el objetivo de continuar la lucha, o por ambas cosas. Entre las partidas más conocidas estuvo la de José Lavín, alias el “CARIÑOSO”, que actuó en el valle de Miera y murió en un enfrentamiento armado en la Calle Santa Lucia de Santander en 1941. La vida social de aquellos años estuvo marcada por la penuria económica en la que hubo de subsistir la gran mayoría de la población.
En la década de los años 40 se presencio un notable empobrecimiento en el nivel de vida de la gran mayoría de la población, con el marcado retroceso de los salarios, las dificultades para abastecerse de productos de primera necesidad…etc. Fueron años de picaresca, como consecuencia de los mercados negros originados por la rigidez del intervencionismo económico practicado por el régimen en el Sector Agrícola al objeto de satisfacer las necesidades alimentarías de la población. A partir de los años 50, la economía fue mejorando, desapareciendo el racionamiento. El declive del sector ganadero a partir de los años 70 y sobre todo desde la década de 1980 aceleró la despoblación del municipio y el abandono de la actividad ganadera, en especial por la población productiva más joven.
Jerga de la «Pantoja»
Entre las distintas actividades artesanales que florecieron en siglos pasados en el municipio de Miera, hay una que, por su importante desarrollo, bien merecería ser estudiada con suficiente amplitud. Me refiero al viejo oficio de la cantería, que tuvo especial auge en el valle de Miera.
Dentro de la cantería podría decirse que existen dos modalidades, una es la que trata de la extracción de la piedra a pie de cantera o mina, y otra, la que labra, talla y da forma a la piedra (no confundir con quienes la colocan) al pie de la obra que se va a construir. Es en esta última actividad donde floreció y florece la auténtica profesión de cantero, donde se mueven los artesanos de la piedra que durante milenios se encargaron de edificar puentes, acueductos, castillos, catedrales, palacios y ciudades. Cuidadosos en la preservación de los secretos de su oficio, de siempre los canteros tuvieron su particular manera de comunicarse entre ellos.
Crearon un lenguaje hablado por el cual se pasaban los conocimientos de padres a hijos, que es el que se ha transmitido hasta tiempo bien reciente y el que se describe. La pantoja es una jerga gremial que utilizaron los canteros de Cantabria y muy especialmente los canteros de Trasmiera.
El lenguaje está compuesto en su mayoría por giros pseudo vascos o vascos, ligeramente deformados. En su origen esta jerga fue introducida por los canteros de Marquina (Vizcaya) que trabajaron en muchas ocasiones con los de Trasmiera. Fueron introducidos en dicha jerga no sólo aquellos vocablos específicos del trabajo de cantería sino giros de otra índole y de un habla popular cotidiana. La mayoría de las voces quedaron, con el uso, más o menos alteradas entre los canteros trasmeranos. Algunas de las palabras de la pantoja fueron recogidas y copiadas por el vulgo ajeno al oficio de los canteros, pero en general no afectó mucho al lenguaje popular montañés.
En la actualidad esta jerga está casi perdida en lo que se refiere a su uso y recuperada en parte gracias a los trabajos de los lingüistas.
Y es que, desde siempre, los canteros fueron muy celosos de su profesión, y así como las marcas de cantería que se ven hoy en los sillares de los principales monumentos medievales, e incluso renacentistas y barrocos, nos introducen en un mundo arcano, cuyo secreto sólo era conocido por estos artesanos, el lenguaje hablado era otra manifestación más de ese celo en guardar su sabiduría en el labrado de la piedra.
Ni que decir tiene, que aquel celo en guardar sus conocimientos, que les llevaba incluso a practicar la endogamia entre los de su profesión, impedía a los canteros transmitir a ningún profano el significado de sus signos y de su léxico. Por eso fue siempre difícil que los estudiosos del tema, folkloristas y arqueólogos del idioma, penetraran en ese mundo. Sólo hoy, cuando el oficio de cantero se halla prácticamente extinguido, o por lo menos está considerado como una actividad artesana digna de recuperarse en talleres escuela, puede accederse, sino al significado de los signos de la piedra, sí al menos al lenguaje hablado. Ello, claro está, si se tiene la suerte de encontrar un cantero conocedor de la jerga, cosa ya en extremo difícil.
La Romería de Miera
A finales del siglo XIX y principios del XX, Eusebio Sierra escribió los libretos para cuatro zarzuelas localizadas en Cantabria. La primera, y más importante, fue la «La Romería de Miera», ya que fue la más exitosa y la que sentó las bases de las posteriores. No se sabe de quién partió la idea de escribir una zarzuela de estas características, pero José del Río apunta a la posibilidad de que surgiera como uno de tantos encuentros que tenían los cántabros residentes en Madrid; además por estas fechas comenzó el debate sobre la identidad de regional de la entonces provincia de Santander.
La música fue compuesta por Ángel de las Pozas. Era un joven de desahogada posición, hijo de Gregorio de las Pozas y nieto de un cantero trasmerano que se enriqueció con la construcción del barrio madrileño de Argüelles. El joven compositor pasaba sus vacaciones veraniegas en Trasmiera y parece ser que le gustaba acudir a las romerías y escuchar las tonadas del folclore montañés. Ángel de las Pozas fue discípulo de Emilio Serrano. Pocos más se conoce sobre Ángel, de no ser que murió a los 25 años, poco después del éxito de la obra que le llevó a la fama.
La Romería de Miera fue estrenada en el teatro de la Zarzuela en una función a beneficio del primer actor José Mesejo, la noche del 26 de marzo de 1890. Completaban el cartel otras dos zarzuelillas, El arca de Noé y Fuego de San Telmo.
En la primera página del libreto aparece la siguiente dedicatoria: «Al ilustre maestro D. José María de Pereda»; uno de los párrafos dice así «Tan benévolos han sido el público y la prensa con esta obra, que nos hemos atrevido a creerla digna de usted». Y es que el público aplaudió unánimemente la obra del joven principiante y del experto libretista.
El argumento cuenta la historia de Nela, una joven de Miera, que regresa a su pueblo convertida en una señorita tras haber estado en Madrid al servicio de una Marquesa. Su novio, Perico, se siente rechazado por la joven a la que su estancia en Madrid ha cambiado. Nela no quiere volver a ser una aldeana; sin embargo, al comprobar el amor y empeño de Perico, accede a continuar con el noviazgo.
El texto está cargado de alusiones a costumbres, tradiciones populares y referencias localistas: el juego de los bolos, la rivalidad entre los mozos de Miera y de San Roque, las rondas de danzantes -ellos con largas varas y ellas con panderetas- la harina de borona, etc.
Se presenta un ambiente rural más idílico que real. Se contrapone la nobleza de los personajes humildes a la hipocresía de los adinerados. Los textos de los paisajes musicales intentan recrear el folclore montañés. Son letras sencillas e ingenuas, a veces con referencias nostálgicas: (Ver Anexo)
La zarzuela tiene un preludio orquestal y seis números musicales: nº1 Jota. Coro General; nº2 Nela y Perico; nº3 Nela y Coro general; nº4 Coro general; nº5 Nela y Perico; nº6 Nela y coro general.
La música se caracteriza por su sencillez. La instrumentación es la habitual en las obras del mismo género. Salvo en el preludio, la orquesta realiza un acompañamiento a las voces muy sencillo, de carácter acordal. Los números corales son siempre homofónicos, con un desarrollo armónico sin apenas modulaciones. Evidentemente las melodías tienen un sabor tradicional: frases cortas, pocos saltos melódicos, escasas modulaciones, etc.
La crónicas nos dicen que el teatro de la Zarzuela estaba lleno de montañeses el día del estreno. La crítica del diario madrileño «El imparcial», no podía ser más favorable:
Saliéndose de los caminos trillados por ciertos autores los de La Romería de Miera han emprendido con muchísimo acierto nuevos y mejores rumbos entre los atronadores aplausos de la multitud que anoche llenaba el coliseo de Jovellanos. ¡Con qué satisfacción el auditorio saboreaba los números musicales y los diálogos en verso!!Cuán grande el entusiasmo de todos al aplaudir!.
El éxito de la obra quedó previsto dese que fue oído el preludio. Aquellas notas tan musicales tenían el sabor de la tierruca, vibraban en l espacio como eco lejano de los aires de la Montaña. El primer coro, el vals coreado y el dúo de amo entre Perico y Nela – Cerbón y Leocadia Alba – merecieron los honores de la repetición y fueron aplaudidos desde todos los ámbitos del teatro. La claque sobraba allí; todo el mundo aplaudía de verdad.
Mucho antes de terminar el primer tercio de la representación fue necesario que el autor de la música se presentase a recibir los aplausos de la concurrencia. Y sucedió que a los actores con las glorias se les fueron las memorias y se olvidaron de decir el nombre del joven y aventajado músico. De este olvido les sacó una parte el auditorio preguntándoles ese nombre: dijeron que se llamaba Ángel de las Pozas. Luego se supo que novel compositor es discípulo del maestro Emilio Serrano.
De la parte literaria de la obra no es posible hacer más elogios. Eusebio Sierra, como buen montañes, conoce a fondo las costumbres populares tratadas por el insigne Pereda en sus hermosos libros, y como buen escritor a contribuido en La Romería de Miera a acrecentar esa popularidad fuera de la tierruca.
Los tipos de Nela y Perico, admirablemente caracterizados por Leocadia Alba y el señor Cerbón, están tomados del natural y con vigorosos tonos puestos de relieve por el señor Sierra.
El parlamento en que Perico describe a su adorada Nela las dulzuras y los encantos de la via en el hogar de la aldea, es modelo de sencillez, de ternura, de poseía y de realidad. Cérbon le dijo muy bien y tuvo que repetirlo.
La fabula amorosa que sirve de argumento a La Romería de Miera, es un verdadero idilio interesante y poco intrincado, pero lleno de encantos, que se desarrolla con facilidad y despierte de continuo la atención del espectador.
Sólo dos lunares, fácilmente borrables, tiene a nuestro juicio La Romería de Miera: una frase de doble sentido en un dialogo entre Perico y Nela y la escena del segundo cuadro. Con suprimir aquella y aligerar esta, quedaría la obra sin tacha.
La Romería de Miera se estrenó en Santander el 17 de diciembre de 1890, nueve meses después de su estreno en Madrid. La orquesta fue dirigida por el propio Ángel de las Pozas; Eusebio Sierra también se trasladó a Cantabria para la ocasión. fue un extraordinario éxito tanto para el joven músico como para Eusebio Sierra, que se animó a escribir obras similares.
A pesar de haber tenido mucho éxito en Santander, hasta principios del siglo XX ‘La Romería de Miera’ cayó en el olvido y es prácticamente desconocida para las últimas generaciones de Cantabria.
Gracias a una subvención para trabajar en la recuperación del patrimonio histórico musical de Cantabria, el día uno de febrero de 2008, se ofreció un concierto con motivo de la conmemoración del 26 aniversario del estatuto de Cantabria. Dicha subvención fue concedida a la Orquesta de Cámara y Coro Europa Concentus Musicus, dirigida por Mariano Rodríguez Saturio, para la recuperación de la partitura y el texto de la zarzuela ‘La Romería de Miera’.
Una vez más, el reestreno de esta zarzuela «La Romería de Miera» ha suscitado el interés de vecinos, organizaciones y ayuntamientos….
De San Roque hemos Salido
antes que rayara el día
sólo por llegar temprano
a Miera a la romería.
Y no vengo solo
que el amor que me guía
y es la luz que siempre
siguió el alma mía.
Voy a la iglesia a rezarle
al bendito San Mateo
para ver si me concede
lo que tanto yo deseo.
Y si tú no me oyes
diré a San Mateo
que por Dios se apiade
de mi lloriqueo;
Tanto tu falsía
que no ha visto nunca
pena cual la mía.
De la montaña
nadie se fue
que no quisiera
pronto volver
Que no hay un alma
ni un corazón
que así no queden
muertos de amor.
Eusebio Cuerno de la Cantolla, más conocido como Eusebio Sierra
Costumbres Merachas
Alzar la Hierba
El trabajo que realizan los merachos es realmente duro, y exige un gran esfuerzo y dedicación. La especial orografía del municipio implica que las fincas o prados sean muy pendientes y pequeños ( minifundio ) y a su vez se encuentre muy dispersos entre sí.
La hierba se siega durante los meses de verano, aunque en ocasiones los meses de recoger la hierba comprende desde mayo y hasta bien entrado septiembre, meses en los cuales si la climatología lo permite, se pueden hacer dos o incluso tres recolectas de la hierba, más conocidas como «retoño».
En verano se puede ver como se produce la siega con el dalle, ya que deben “alzar la hierba”, es decir segar la hierba para después curarla al sol y, una vez seca, meterla en el payo o pajar.
Pero entre la siega y la recogida de la hierba hay un proceso que, según el tiempo que haga, dura más o menos días, y en el que participa toda la familia.
La hierba se siega con el dalle, cuya asta de madera presenta a veces un esmerado tallado con decoración. El corte de la hoja metálica se prepará picándole con un martillo triangular sobre un yunque, y cuando al segar se va borrando el corte, éste se afila con una “piedra” de pizarra, que el segador lleva colgada al cinto e introducida en un recipiente llamado colodra, que contiene también agua. La colodra suele ser de madera bien decorada y a veces con el nombre de su dueño; en otras ocasiones se hace de un cuerno de vaca y las más actuales son de plástico. Generalmente, se siega a primeras horas de la mañana, para evitar el calor. Después de la siega se “tiende” la “parva” (la hierba) para que ésta se seque al sol durante el día, si llueve y aún no ha secado por completo, se “hacina” o se hace “porcachos”, es decir que se hacen pequeñas pilas de hierba para que se moje lo menos posible y evitar que se estropee. Antes de transportarla a los payos o pajares, se tiene que dar dos o más vueltas a la hierba con la rastrilla, permitiendo que el aire caliente pase entre está para secarla.
Todas estas acciones se repiten hasta que la hierba está completamente seca. Posteriormente se atropa, es decir, se reúne, formando con ella montones denominados brazadas, las cuales a su vez sirven para cargar la velorta – vara de avellano – y poder trasladarla al pajar donde se “empaya”, esto es, se reparte y se pisa una y otra vez, para que ocupe el menor lugar posible, formando un montón de hierba que se conoce con el nombre de tascón.
En ocasiones también se hacen “Lumbillos” que es la hierba atropada y dispuesta en una fila a lo largo del prado para posteriormente hacerla brazadas, además si la finca no posee tascón o cabaña -en algunos casos-, o bien la cantidad de hierba recolectada desborda la capacidad del payo o pajar, se suele crear una hacina gigante en dicha finca, con una base de madera que permita aislar a la hierba del suelo evitando que se pudra.
El traslado de la hierba al pajar también merece una mención especial, ya que no se hace con ningún tipo de maquinaria y, ni siquiera con la ayuda, en muchos casos, de la tracción animal, puesto que hay lugares que son totalmente inaccesibles, sino que lo hacen por medio de la “velorta”, que consiste en atar la hierba seca a una vara de avellano que mide aproximadamente tres metros, y que se colocará sobre los hombros del “velorteador” para llevarla hasta la cabaña. El peso de una “velorta” cargada varía desde los 40 hasta los 60 kilos, según la fuerza del porteador. Otro medio para transportar la hierba en estos lugares de difícil acceso es el cuévano, un elemento imprescindible con el que se podía transportar cualquier clase de mercancía, también se puede llevar con caballerías, o con la “trenta” si es que el prado esta al lado del payo.
La Muda
Hasta hace no muchos años la forma de vida de estas familias estaba condicionada por la “muda”, es decir el traslado según las diferentes temporadas del año de una cabaña a otra en busca de pasto para el ganado.
En verano se producía la muda más larga, en ésta la familia se dividía para atender al ganado y a la recolección de la hierba. También era en la estación estival la época en que se trasladaban a las branizas o pastos de altura, mientras que en el invierno habitaban todos juntos en las cabañas vividoras, ya que debían ir de cabaña en cabaña mientras durasen los tascones (la hierba de los pajares).
Normalmente los ancianos y los niños, vivian en estas cabañas vividoras, ya que son más grandes y mejor preparadas y además forman parte de los barrios del pueblo.
En Otoño suele estar permitido a las vacas salir directamente a la finca donde se hallan para pastar, pues entonces no dañan los prados, cuyas hierbas no han de crecer más antes del invierno.
Generalmente, los merachos usaban el caballo para la muda. La muda implicaba además del desplazamiento de toda la familia, llevar lo necesario de ropa, útiles de cocina y por supuesto trasladar los animales, desde las vacas, las gallinas, el cerdo si lo tienen, e incluso el gato o el perro.
Esta trashumancia ha dibujado el paisaje típico de estos pueblos, reflejado en los cercados de piedra de las laderas de las montañas, en cuyo interior se levanta una cabaña con uno o varios prados, las llamadas fincas. El número de mudas que realicen al año dependerá del número de “llaves” (es decir de fincas con cabañas) que tenga la familia.
Estos continuos cambios de residencia hacen que las relaciones con otros vecinos sean escasas y se limiten a coincidir con algunos de ellos durante unas pocas semanas en estas fincas. Se convierte de esta forma la familia en un elemento social esencial entre los merachos, que viene a sustituir a otras relaciones con personas de su entorno. Su grado de aislamiento dependerá de dónde esté situada la cabaña, habrá días incluso semanas que no hablen con personas ajenas a su familia, esto puede ser la causa del carácter reservado y huidizo del meracho que ya habíamos mencionado anteriormente.
En la actualidad, la práctica de la trashumancia no se efectuá de un modo predominante, pero sigue siendo un método habitual trasladar únicamente al ganado, que suele ser el menor o las estiles, es decir las que no se destinan a la producción de leche, mientras que ellos se quedan en su hogar, de forma permanente, con las vacas “mayores” dedicadas a la explotación de leche.
La Matanza del Cerdo
La matanza del Cerdo se suele realizar una vez al año, coincidiendo con la festividad de San Martín el 11 de noviembre, aprovechando que el tiempo permite que la carne esté fresca y evitando la presencia de las moscas que puedan echar a mal toda la matanza.
Primeramente hay que decir que días antes de la matanza, miembros de la familia van a los montes en busca de argumas y helechos, qué posteriormente se pondrán a secar.
Decir, que una matanza dura dos días, que a su vez se corresponden claramente con dos fases.:
FASE 1 – Primer Día
Primeramente se clava un gancho grande en la papada del cerdo, y acto seguido cuatro o más hombres, agarran cada uno una pata del cerdo para que no se escape. Entonces se mata el Cerdo clavandole un cuchillo bajo el cuello, dejandolo desangrar claramente, mientras se recoge la sangre en un recipiente para posteriormente hacer las morcillas. Una vez muerto y sangrado, se procede a quemar el animal con las argumas y helechos anteriormente citados, con el fin de eliminar todos los pelos que tiene la piel del cerdo. Para ello, se suele preparar un estructura de madera denominada “ballarte”a modo de mesa, la cual en lugar de tener una tabla de base tiene varios palos que permiten pasar a través de ellos el fuego que se ha creado en el suelo del “ballarte”.
Posteriormente, se rasca con cuidado de no perforar la piel del cerdo con cuchillos y navajas, eliminando todos los restos de pelo que pudiera tener el animal con un cepillo, a la vez que con agua corriente se va lavando.
Una vez muerto, sangrado y limpiado, el animal se abre en canal, se le vaciá y se le cuelga. Paralelamente a esta actividad, pero en una labor mucho más laboriosa y duradera, la mujeres suelen ir al río a lavar los intestinos o tripas del cerdo, las cuales posteriormente se rellenaran con la sangre, comino, arroz, cebolla, grasa, orégano, clavo y perejil ( Morcillas ). Una vez que están rellenas, se suelen cocer en un recipiente lleno de agua, con especial cuidado de pincharlas varias veces con una aguja, evitando que se revienten.
FASE 2 – Segundo Día
Es aquel que se corresponde con el despiece del cerdo, salando y adobando los jamones, brazuelos, el tocino, costilla y cabeza para su conservación, lo mismo que los lomos, que después serán conservados en manteca.
La última parte de la matanza, es la que se corresponde con la elaboración del chorizo, introduciendo en las tripas, carne adobada, tocino picado, pimentón y ajos. Todo ello se cuelga junto a la lumbre para que cure. Para su conservación se suelen meter en tinajas llenas de manteca.
Existe la costumbre de enviar una «Pitanza» también llamada «Envuelta» a las personas que ayudan a matar el cerdo, a los vecinos mejor considerados y a la familia. La «Pitanza o Envuelta» es una pequeña cata del animal, consistente en un pedazo de Badagio, una o dos morcillas y una hebra….
La Torta de Borona
En tiempos de escasez, era muy típico «echar la hogaza o la torta». Esto era así, porque las unidades familiares se componían de muchos miembros que no tenían recursos y que con la «torta» generalmente acompañada de leche, solventaban el problema de alimentación para toda la familia.
Antes de comenzar a preparar la torta, tenemos que hacer un molde, como el usado por los reposteros para hacer un bizcocho, pero tapado por la parte superior, al que los merachos reconocen con el nombre de «talo» o «lata». Para ello, se trata de unir pacientemente dos latas de 5 ó 10 litros de aceite para consumo humano ( Girasol o de Oliva ) en forma de molde para bizcochos, con una tapa fija superior y hueco por abajo. Las paredes del molde serán de unos 8 o 10 cms de altura y se ondulan como si se tratara de una flanera, que será lo que permita que la masa se eleve.
Con las manos en la masa, comenzaremos a amasar una masa compuesta de harina de maíz, sal y agua sobre una «Masera», es decir, un cajón de madera exclusivo para amasar la masa sin que está se manche, posteriormente sustituida por las mesas de cocina tradicionales; Existía la posibilidad de sustituir el agua por leche y de añadirle levadura, pero no es menos cierto, que esto se hacia en tiempos más cercanos a los actuales, donde la adquisición de estos productos era menos costosa. Cabe decir que, cuanto más fina sale la masa, mejor será el resultado de la torta.
Llegados a este momento, donde ya tenemos la masa, está se coloca ajustándola en forma redonda sobre una «tablilla», esto es, como una pala de horno pero redonda y más corta, para posteriormente taparla con un paño – siempre limpio -, y dejándola reposar dos o tres horas de reloj.
Antes de que pasen la dos o tres horas, algún miembro de la unidad familiar se ha tenido que preocupar de hacer un fuego con leña de: encina, halla o fresno… para obtener unas buenas brasas, las cuales serán apartadas con una paleta de madera a un lado del «Llar». Los merachos denominan «Llar» a la base de la Chimenea-Cocina, que puede ser de losa ( Lastra ) o de otros materiales refractarios como el ladrillo.
Una vez que las brasas se han retirado, se procede a limpiar con un cepillo el «Yar», el cual se mantiene caliente y sobre el que se posa la masa que contiene la «tabletilla», cubriéndola con el «talo», el cual a su vez se cubre con las brasas que anteriormente hemos retirado.
Pasados 20 o 30 minutos, dependiendo de la calidad de las brasas, el resultado será una torta de exquisito sabor.
Uno de los ingredientes utilizados en la elaboración de la torta, la harina de maíz también llamada harina de «borona», puede sustituirse perfectamente por otra harina de trigo, o bien por una mezcla al 50% de harina de maíz y de harina de trigo.
Recolectar Frutos
Llegados los meses de septiembre y octubre, los habitantes del municipio de Miera se dedicaban a recoger avellanas, nueces y castañas; Más concretamente, las avellanas se recogían antes de San Matero ( 21 de Septiembre ), la nueces a finales del mismo mes y principios del siguiente, y las castañas en octubre.
Los árboles podían estar ubicados en los prados o bien en terreno municipal. En el primero de los casos no hay más problema, el amo del terreno es el dueño de los árboles que éste comprende, mientras que en el segundo de los casos el problema de propiedad no se daba, aún estando plantados en terreno municipal, ya que cada vecino del municipio sabia que dueño tenia cada árbol, y eso era así porque se «amillaraban», es decir, se hacia constar en el ayuntamiento y por lo tanto se respetaba como si de una propiedad se tratase; Tanto las avellanas, nueces y castañas que caían en el camino peatonal podían ser cogidas por cualquiera de los vecinos, no sucedía eso si los frutos caían debajo del árbol. Aunque la picaresca siempre ha existido.
Los merachos se ayudaban de una herramienta denominada «picacho», es decir, de una vara de avellano lo suficientemente gruesa, ligera y fuerte, de unos cinco o seis metros, con la punta en forma de gancho y que servia para mover las quimas de los distintos árboles con el objetivo de que las avellanas, castañas o nueces cayeran al suelo para facilitar su recogida. A la acción de mover o agiatar las ramas con el «picacho» se le conoce con el nombre de «Horricar».
Muchos vecinos apañaban avellanas o nueces y las comían mientras charlaban entre ellos e incluso hacían magostas, es decir, recogían leña de los montes y hacían fuegos donde introducían las castañas para poderlas asar.
Las avellanas, castañas y nueces han sido objeto de comercio por parte de los merachos y más recientemente, se han utilizado como regalo para médicos, profesores…. en reconocimiento a los favores y servicios prestados, junto con huevos, aves de corral e incluso lechazos…
Personajes Ilustres
Vicente Servando Cañizo Barroso
Vicente Cañizo ó Servando Cañizo, más conocido como «Pocholo», nació en Mirones y aquí paso aprte de su niñez, hasta que se traslado a Queveda con sus padres, donde estuvo hasta los 17 años, que emigro a Estados Unidos, ya que alli estaba su padre y dos hermanos mayores. El era el tercero de cinco hermanos y pudo ir a Estados Unidos porque su madre era hija de emigrantes y tenia nacionalidad americana.
El primer trabajo que tuvo Servando en Ámerica fue de camarero de hotel.
Un buen día visitó el hipódromo, el más famoso no sólo de Ámerica, sino del mundo, el «Belmont Park». Le gusto mucho, no en vano nacio y se crió en un pueblo sitiendo desde niño un gran amor a los animales. Le parecio cosa muy facil y buena lo de correr a caballo, y sin pensarselo más se puso en contacto con el empresario. Así incio su formación, y durante 13 años permanecio allí.
Posteriormente decidio venirse a España, dónde solamente monto durante 10 años, y no constantemente, por lo que lo que sus números resultan tan magnificos como su clase. Ganador de la estadística de 1989, año en que llev´p a Robertiya a la citoria en las cinco pruebas principalres para dos años (Cuatro Criteriums y Martorell). El año siguiente condujo a Sherman en su famoso triplete (G.Vasco, Hispanidad y Blasco). También es doble ganador de la Poule de Potros con Perfil y La Yeguada, y, Lisandra venció en la de Potrasa, mientras que en el Oaks, Falla.
Virgilio Fernández Acebo
Es miembro fundador de varias organizaciones dedicadas al estudio, puesta en valor y conservación del patrimonio cultural y arqueológico, especialmente el centrado en las cuevas.
Fue cofundador y primer presidente de la Federación Cántabra de Espeleología, en la que desarrolló estructuras destinadas a la documentación y conservación del patrimonio vulnerable vinculado al karst. También ha sido colaborador durante dos décadas del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.
Ha participado en el diseño y creación de varios proyectos destinados a la estructuración, conservación y estudio de aspectos patrimoniales específicos, como la Carta Arqueológica de Cantabria, el Museo de las Villas Pasiegas o el Museo-Archivo de las Ciencias de la Salud de Cantabria. Autor de varios libros, artículos, conferencias, exposiciones, etc. vinculados a temas relacionados con el karst, la Arqueología, Tecnología, estudios Historiográficos, especialmente sobre patrimonio cultural y científico. En la actualidad es miembro de varias entidades dedicadas a los estudios de la cultura y el patrimonio. Es investigador-colaborador con el IMBEAC desde el año 2008.
Esteban Celestino Gómez Gómez
Nació en 1952 en Mirones ( Miera ), aunque es Aragonés de adopción. Reside a caballo entre Jaca y Barcelona, ciudad donde ejerce su profesión (Mayor de maquinas en la Marina Civil).
Estamos hablando de un investigador, iconoclasta, polemista y estudioso de la causa republicana.
Ha dado varias conferencias y escrito numerosos artículos en prensa diaria, seminarios y revistas especializadas sobre aquel interesante periodo de la historia de España.
Es autor de dos libros:
La Insurrección de Jaca: Los hombres que trajeron la republica.
El Eco de las descargas: Adiós a la esperanza republicana
Actualmente esta trabajando en un libro sobre los «maquis» en el valle de Miera.
Ha sido galardonado con el premio a la lealtad republicana 2004, Antigua orden creada por el gobierno republicano en el exilio, que otorga la fundación Manuel Azaña.
Activista político en la clandestinidad durante la dictadura. Militante del movimiento obrero en el que ha venido ocupando cargos de responsabilidad. Conoció la cárcel en la época del franquismo.
Ángel Cárcoba Alonso
Sociólogo, sindicalista y activista político. Ha sido responsable de salud laboral en CCOO hasta 1996. Representante por este sindicato en la Organización Internacional del Trabajo, Comisión Europea y Confederación Europea de Sindicatos (CES) en este tema.
Es autor de varios libros sobre democracia, desigualdad y salud, análisis de las condiciones laborales y la muerte en el trabajo ( Salud Laboral Amianto y Salud Pública).
Forma parte de colectivos por la memoria histórica de España.
Manuel Alonso
Manuel Alonso nació en el año 1937, en el Barrio de Linto, en el Ayuntamiento de Miera. En septiembre de 1956 viajó por primera vez a México, donde trabajó en el DF durante tres años. Posteriormente fue a Oaxaca, y allí ejerció en una finca cafetera durante cinco años.
Posteriormente creo varias empresas, pero en la solamente queda una, dedicada a la fabricación de parafina, que en la actualidad regentan sus hijos.
Desde 1981 es cónsul honorario de Oaxaca, un estado donde viven tres millones de personas. En enero de 2009 le concedieron la Cruz de Isabel la Católica.
Generoso Gómez Cañizo
Nació en Mirones, el 10 de Diciembre de 1899, siendo su oficio el de cantero.
Estudio comercio y con 15 años emprendió el viaje hacia la Habana, Cuba, y posteriormente a México, primeramente a Oaxaca y luego a Veracruz a trabajar con su tío, y que con el correr de los años se convertiría en socio y posteriormente en único propietario de lo que hoy es Gómez Sañudo, S.C.
Autodidacta, su afición por la lectura no la dejó ni un solo día de su vida, lo que le llevo a reunir una considerable biblioteca de libros.
Durante su estancia en la Habana, inició amistad con Don Martín y Don Fidel Carrancedo de la Higuera, con quienes compartía el amor a la Montaña, lo que les llevo a fundar una Asociación que se dedicara a ayudar a los paisanos con mala salud ó suerte, siendo así que nace la Asociación Montañesa de México.
Durante los últimos años de su vida pudo ir con regular frecuencia a pasar unos meses a su pueblo natal. Siempre preocupado por el bienestar de los vecinos de su pueblo que tanto amó, realizó algunas obras, gestionó otras y logró que todos los indianos colaboraron en mayor o menor cuantía en sufragar los gastos que algunas de ellas demandaron, como meter agua corriente a las casas, el alumbrado de caminos, la remodelación de la escuela, para hacer un centro de recreación juvenil y polideportivo, obtener la donación por parte de la Iglesia del antiguo cementerio y hacer ahí la plaza central del pueblo.
Murió en Veracruz el día 21 de Junio de 1985.
Ricardo Bárcena y Bárcena
Ricardo Bárcena Bárcena nació el 9 de marzo de 1925 en el Barrio Casar de Escobedo de Camargo. Hijo único de Teresa Bárcena y Ricardo Bárcena, vecinos del citado municipio. A edad temprana perdió a su padre y, años más tarde, Teresa, su madre, volvió a casarse con Ángel Pérez. En 1936, con tan sólo 11 años, Ricardo iba a ingresar en el Seminario Diocesano de Monte Corbán, pero decidió retrasarlo tras el estallido de la Guerra Civil Española. Fue a los 14 años, tras concluir la guerra, cuando entró al seminario.
Durante varios años vivió en la localidad de Seña, ayuntamiento de Limpias, y durante casi doce años, de 1939 a 1952 se dedicó a estudiar Teología en Corbán.
El 6 de julio de 1952 cantó misa por primera vez en la ermita del Carmen de Revilla de Camargo. Los padrinos de tal acontecimiento fueron Carolina Entrecanales y Pepe el Rico.
A partir de entonces iniciaría su etapa como sacerdote. En 1952, su primer y único destino como cura fue Miera, incluyendo las parroquias de Mirones, San Roque, Merilla y Solana.
En 1968 comienza a dar clases en el Colegio de Ceceñas hasta su jubilación.
Paralelamente, también ha ejercido la actividad docente en materia religiosa en los colegios pertenecientes a los Colegios Rurales Agrupados del Valle de Miera.
En julio de 2014 se hizo famoso por haber recibido una carta del puño y letra del Papa Francisco.
El 1 de marzo de 2017 fallecio tras más de casi 60 años después de su ingreso en la Parroquia de Miera, siendo ejemplo de permanencia, fidelidad y compromiso con una institución tan necesaria como importante en la localidad.
Amén de buscar siempre la perfección, fue un incansable estudioso de la jerga de la Pantoja, usada por los canteros merachos que emigraron a América para comunicarse. En este sentido, es coautor de La Pantoja » Jerga de los canteros de Miera, Transmiera, Vascos, Astures y Gallegos», editada por el Gobierno de Cantabria, y más concretamente por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte en marzo 2006. Este libro cuenta con 132 páginas e incluye un diccionario bilingüe y veintitrés artículos en Pantoja realizados por Ricardo.
No hay que olvidar su don para crear poesía, teniendo pendiente una recopilación de todas sus obras poéticas.
Por último, hay que destacar su gran labor eclesiástica e involucración en la recuperación de las ermitas del lugar como, por ejemplo, la de Merilla
Elena Carrión de la Lastra
Elena Carrión de la Lastra (3 de agosto de 1970) es una ex portera de hockey hierba de España que representó a su país en dos Juegos Olímpicos, en Atlanta 1996 y Sídney 2000. En 1996 consiguió llegar al octavo puesto y en el año 2000 perdió el partido por la medalla de bronce al perder por dos goles a cero ante los Países Bajos.
A los 12 años comenzó a jugar en el Colegio Las Esclavas de Santander. Fue en 1986 cuando pasó a formar parte del Sardinero Hockey Club, en el que se mantuvo hasta terminar su carrera. En la temporada 1987-88 militó en Primera División (la segunda categoría del hockey hierba femenino nacional), y ganó el título consiguiendo ascender a la Liga de Hockey Hierba Femenino al año siguiente. Sin embargo, solo pudieron estar una temporada y bajaron nuevamente a Primera División en la temporada 1989-90, y ahí continuaron hasta la temporada 1991-92, siendo subcampeonas en las temporadas 1990-91 y 1991-92. Esa última temporada fue muy buena y consiguieron el ascenso nuevamente a División de Honor, donde continuó hasta su retiro en la temporada 2001-02, aunque ya se había retirado anteriormente de la selección española en el año 2000.
En la temporada 1994-95 fue subcampeona de la Copa de la Reina de Hockey Hierba, perdiendo la final ante el Club de Campo Villa de Madrid. En 1996 jugó la Recopa de Europa de Clubes, en Róterdam, en la cual terminó en quinto lugar. Ha sido distinguida con la insignia de oro del Sardinero Hockey Club en 1996, la de la Caja Cantabria en 1999, la Medalla de Plata al Mérito del Deporte Cántabro en 1999 y el premio Cepsa Promesa Olímpica en 2000.
Ha sido internacional con la Selección de hockey sobre hierba de España con la que debutó en 1993. Desde 1987 hasta 1989 formó parte de la selección española sub-18 y sub-21 y disputó el Campeonato de Europa sub-21, en París, en 1988.
Disputó el Campeonato del Mundo, en Dublín, en 1994; el Champions Trophy en Amstelveen en 1993, donde fueron quintas, y Mar del Plata en 1995, donde volvieron a repetir puesto. La Copa Intercontinental, en Harare (Zimbabue), en 1997;2 el Campeonato de Europa en Ámsterdam en 1995 (en el cual fueron segundas tras la selección de Países Bajos) y Colonia en 1999 (en el cual fueron quintas clasificadas); el Torneo Preolímpico en Milton Keynes (Inglaterra), en 2000, y los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde la selección logró el octavo puesto y Elena disputó dos partidos, ante Países Bajos y Estados Unidos.
En los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, y con Marc Lammers de entrenador, estaban encuadradas en el grupo C. Se enfrentaron a Australia, Argentina, Corea del Sur y Reino Unido, ganando un partido (Argentina), empatando dos y perdiendo el otro (Reino Unido). Tras esa fase de liga se disputó otra para luchar por las medallas, en la cual quedaron cuartas tras Países Bajos, Argentina y Australia. Con dicho resultado pasaron directamente a disputar la medalla de bronce a las neerlandesas, pero perdieron el partido por 2-0. Durante esta última etapa en la selección vivía en la Residencia Blume en Madrid, donde terminó en 1999 la carrera de Empresariales. Elena disputó siete de los ocho partidos de la selección.
Luis Casar Gómez
Luis Casar Gómez nacio en Mirones el 4 de Diciembre de 1927. En 1955, a la edad de 27 años, fue Campeón de España de los 100 metros lisos en la ciudad de Barcelona con un tiempo de 11.3.
Posteriormente se fue a México, y ha seguido muy ligado al deporte, concretamente durante más de 40 años como entrenador de atletismo en Jalisco, llevando a algunos de sus alumnos a ser campenones de México, de Centroamerica y otros logros…
Por otro lado, ha impartido clasesen en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara
Actualmente, Luis Casar Gómez continúa con su labor de enseñar el camino del deporte y del atletismo con un grupo de la categoría Máster, y además imparte clases en la Universidad de Guadalajara en la Escuela de Filosofía y Letras.
El 8 de diciembre de 2014, Luis Casar Gómez ingreso en el Salón de la Fama, reconocimiento reservado a figuras del deporte.
Ramón Carlos Higuera Gómez
Campeón nacional de veterano en 1993.
En 1995, fue campeón de España de veteranos en triatlón blanco.
En 1996 obtuvo el título nacional en triatlón blanco y vencendor en el Circuioto Ballantine´s de la especialidad.
Librería
Javier Herrera Rovira
ETNOBOTÁNICA EN MIERA. EL LÉXICO Y LOS USOS DE LAS PLANTAS EN MIERA
Javier Herrera Rovira
Antropólogo, nacido en Barcelona y ligado sentimentalmente al Valle del Miera desde hace muchos años.
El estudio antropológico y su amor a la naturaleza y a las plantas, le ha llevado a escribir un libro, Etnobotánica en Miera, acerca de los usos y acepciones de aquellas plantas que forman parte de la vida habitual de la población local del Miera.
Cicero, Isidro (1947)
EL CARIÑOSO. LOS EMBOSCADOS DEL MIERA
Tras la guerra civil española, el maquis —un contingente heterogéneo de hombres que se vieron obligados a huir a los montes temerosos de las represalias— se constituyó en la principal resistencia contra la dictadura franquista. Entre este grupo destaca en Cantabria la presencia del Cariñoso, quintaesencia de la lucha libertaria y figura mítica, cuyos rasgos se difuminan en las brumas del tiempo en un claroscuro donde se mezclan la realidad y la ficción.
Amas de Casa de Mirones
TRADICIONES Y COSTUMBRES MERACHAS
Tradiciones y Gastronomía Merachas. Cantabria: sus pueblos y costumbres. de V.V.A.A..
Instistución Cultural de Cantabria. Santander 1987
San Millan Mauri, Nuria
CUENTOS TRANSFORMADORES MERACHOS
Los cuentos transformadores se inspiran en su vida, su trabajo y sus proyectos con “los merachos” (la gente de Miera, Cantabria). Son en beneficio de Transformando Futuros, organización que preside y con la que impulsa procesos de transformación social a través de la cultura, la educación y el cuidado medioambiental. En Miera, sus actividades se centran en la puesta de valor de su patrimonio cultural y natural y en organizar unas jornadas anuales de intercambio cultural con saharauis.
Crespo Acebo, José Miguel
SOBRE LA PERSONALIDAD HISTÓRICA Y JURÍDICA DEL AYUNTAMIENTO DE MIERA. Documentos para su historía.
Informe surgido de la propuesta realizada por la Asociación Sociocultural «El Avellano de Miera» con idea de cambiar la denominación de la capitalidad del Ayuntamiento. El documento trata de asentar e interpretar las referencias históricas que permiten identificar los barrios del Ayuntamiento de Miera.
Sierra, Eusebio y Pozas, Ángel
LA ROMERÍA DEL MIERA
Crespo Acebo, José Miguel
LA CAUSA DE MIERA
Libro sobre el célebre proceso conocido como La Causa de Miera, donde se cometió un crimen por un cacique local, en el que resultaron condenados también dos guardias civiles como encubridores.
Fernández Acebo, Virgilio
ESTUDIO, PATRIMONIO E INVENTARIO DE LAS CAVIDADES EN EL MUNICIPIO DE MIERA
Virgilio Fernández Acebo
Federación Cántabra de Espeleología N. 10, noviembre 1994